martes, 16 de noviembre de 2010

FAMILIA

Parece que todo este tiempo, el cual he estado a lomos de mi bicicleta, ha pasado de manera muy lenta. Si cierro los ojos aun me viene, como un suspiro, el viejo recuerdo de mi adiós en el aeropuerto de BCN. Parece que fue ayer y ya ha pasado unos días. El tiempo, el cual parece que se mide con escalas diferentes, se convierte en un elemento relativo. Por mi parte, casi ni me he dado cuenta y de aquí a poco comenzará un nuevo año. Parece que fue ayer, pero si giro la cabeza, creo que ha pasado un segundo. En cambio, si abro los ojos y miro el calendario, observo como el paso del tiempo ha expirado cinco meses de mi vida. Pero para mi madre, el tiempo, discurre en otra escala de valores diferentes a los míos. Según ella, en los días de mi aventura, parece ser,  que haya surgido una fuerza negativa en su cabeza. Dicha energía parece que tiene tenencia de alargar las noches y hacer que los meses se conviertan en un eslabón de segundos que tienen una estructura hacia el infinito. Parece extraño ver como dicho elemento tiene valores diferentes según las personas. Solo somos conscientes de su valor, cuando intentamos controlarlo. Tengo claro que el tiempo es imposible moldearlo y creo, que lo mejor es vivir sin tenerlo en cuenta para nada ya que somos cada uno de nosotros los que le otorgamos un valor relativo en función de nuestras necesidades. Toda esta parrafada viene a cuento porque me he reencontrado con mis padres y hermana, los cuales han viajado a las Américas a verme por unos días y a disfrutar de nuevas experiencias.

El viaje, creo que se les hizo un poco duro al principio, sobretodo por las distancias que había que recorrer con el coche. Una vez que se adaptaron, la cosa fue mas fácil aunque entiendo que acostumbrados a distancias relativamente cortas resulta un poco monótono y cansino circular durante varia horas entre deserticos paisajes. También observé que mi hermana esta acostumbrada a moverse por ambientes de los denominados “bien”. Ya se sabe que las señoritas de Barcelona están acostumbradas a otro ritmo de vida, aunque se adaptó a todo, sin ningún problema, excepto un día en que creo recordar, estábamos en tierra de Navajos. Todo se inició cuando teníamos que elegir un restaurante para ir a comer. Según la Sta Amalia, no quería entrar al lugar debido al tipo de gente que veía entrar en el restaurante. El lugar era endemico de los indios navajos. Para haceros una idea  de sus fisonimias, imaginaos un cruce entre gitanos, rumanos, chinos. La mezcla es explosiva y eso hizo que mi hermana, no se sintiera cómoda . Al no gustarle el lugar ni la gente, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores y resultó que todo estaba igual, la fauna del lugar era toda semejante. Así que decidimos entrar al restaurante inicial, el cual resultó, ser a posteriori, uno de los lugares donde comimos mejor. Moraleja : Ir siempre a comer a  los restaurantes donde van los lugareños, haga la pinta que haga. Por cierto hablando de restaurantes, vi que a mis padres no les gusta la comida japonesa. El sushi les parece una comida sosa. Aun recuerdo sus caras cuando tenían que comerse un cacho de arroz blanco con una loncha de pescado. Lo encontraban  insípido, ademas con los palillos se hacían un lío. Total vi que no era su estilo y no repetimos mas la comida asiatica.

Pero donde alucinaron de verdad fue en las Vegas. El cambio fue radical, pasaron de transitar por desiertos, tragar polvo, ver indios y chatarra a la opulencia de los HOTELES de la ciudad. La verdad es que fuimos a visitar los hoteles mas elegantes, ya que teníamos la referencia de lo que costaba hospedarse en cada uno de ellos. No me gustaría clasificar los establecimientos que visitamos ya que cada uno de ellos tiene un encanto especial, por lo que invito a que la gente vaya a visitar las Vegas y descubra por si mismos la magia del lugar. Quizás sea el contraste o la mezcla de todo, lo que lo hace único.
Como pueden cambiar los lugares, en tan poco tiempo. Eso es la percepción que tuve a mi regreso a Yosemite, al visitarlo por segunda vez con mis padres y hermana. Hacia escasamente unos veinte cinco días que había estado en el lugar. En el transcurso de este tiempo, el parque había sufrido una sorprendente metamorfosis. Sus picos estaban cubiertos por un manto blanco. Todos los saltos de agua,habían escupido el polvo del verano y estaban cubiertos por cortinas de agua que difuminaban el color grisáceo de las paredes. Pero lo mas espectacular fue observar las tonalidades de las especies que marcan el termómetro del tiempo. Colores ocres, marrones, rojizos, amarillos, cremas etc..., aparecían mezclados entre los verdes de las aciculas de las coníferas. Parecía como si un Velazquez, se hubiera dignado abandonar su lecho y hubiera cogido sus pinceles para darle un toque de color al paisaje del lugar. Aunque todo, se debía al ciclo de la naturaleza. Las especies caducas se preparaban para soportar las duras condiciones del invierno y poco a poco se iban despojando de su apreciado manto, tiñendo de color todo el paisaje. Recomiendo visitar el lugar cuando se produce este proceso, aunque circular por la carretera supone una tarea peligrosa. Encontramos nieve en algunas curvas donde nunca llegan los rayos del sol, debido a su orientación, por lo tanto, se ha de tener en cuenta la previsión climatología y llevar cadenas de nieve para evitarse sorpresas.

Durante todo este tiempo que he estado con la familia, parece como si todo fuera mas despacio. Es como si estuviera en un periodo de letargo provocado quizás por la repetición de los lugares por los que pasábamos o quizás el calor que desprende el entorno familiar. Puede que los cuidados otorgados por la figura materna hayan tenido la culpa. La mare, intentaba darme en todo momento, como si hubiera retrocedido 39 años, el amor que se da en los primeros días de haber concebido un bebe . La mare siempre sera la mare, y la mía como la mayoría de la madres , es un ser especial. Parece ser, que para mi progenitora, sus hijos no evolucionamos en ciertos aspectos de la vida. Siempre estaremos flaquitos cuando resulta que estamos fibrados, siempre habremos de taparnos cuando hay una corriente de aire aunque resulte que tengamos calor, siempre haremos las cosas mal cuando estas no coinciden con sus ideas, inculcadas en épocas pasadas y así podríamos estar un buen rato explicando las cosas típicas de las madres. Ya sé, que se preocupa demasiado, no lo puede evitar y eso le provoca un estado de ansiedad que le ha llevado a tener que tomar pastillas para poder dormir desde el inicio de mi viaje. Desde aquí, decirle, aunque se que no conseguiré nada, que se tranquilice y que no se imagine peligros allá donde no los haya y que sea consciente que por nuestra parte intentaremos esquivar todos los problemas que en un futuro puedan surgir.
Una cosa es estar preocupada y otra es entrar en un estado de obsesión que no beneficia a nadie. Espero, que al haberme visto como me he adaptado este tiempo a las circunstancias, le ayude a tener otro concepto sobre el viaje emprendido. Le mando infinidad de besos desde aquí a la mare ...mua..mua... i no et preocupis tant.

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